El dia 13 de agosto de 2001 fueron detenidos, en la Ciudad de México, los hermanos Alejandro, Héctor y Antonio Cerezo Contreras, junto a Pablo Alvarado Flores y Sergio Galicia Max. Mediante una acusación amañada, fueron reos de las fuerzas represivas y víctimas de prolongadas sesiones de tortura física y psicológica, con el objetivo de vencer la resistencia de estos destacados luchadores de la izquierda azteca. Condenados tras una parodia de proceso judicial, Alejandro cumplió cuatro años de sentencia de prisión; ocho años, Héctor y Antonio.
Los escritos que componen las tres secciones del libro, textos filosóficos, textos políticos y cartas, fueron escritos en condiciones adversas para Alejandro, Héctor y Antonio Cerezo, en los momentos que el papel y la pluma para escribir les eran permitidos en sus celdas, donde también los libros y revistas que les mandaban las personas que los visitaban estaban más que regulados, a veces los hacían perdedizos o simplemente no les dejaban entrar al penal.
Nunca amilanados ni intimidados por las inicuas tácticas de los cuerpos policiales, estos hermanos convirtieron los penales con que intentaron encerrarlos, en otras tantas tribunas y espacios de estudio, superación y lucha por todos los detenidos desaparecidos, los presos por motivos políticos, los ejecutados extrajudicialmente y los torturados y perseguidos de México, quienes ocupan un lugar especial entre las personas a las cuales les dedicaron el libro Resistir desde la adversidad
Si la historia del encarcelamiento es ya por sí sola parecida a un cuento de ficción por no decir de terror, es de reconocer que lo que los hermanos Cerezo lograron construir y relfexionar dentro de los lugares de reclusión son profundamente críticos y con planteamientos muy claros que demuestran el carácter y la entereza de estos jóvenes hermanos.
Lejos de la mera especulación intelectualizada que caracteriza actualmente a una buena parte de la academia, los análisis de los Cerezo tienen un propósito claramente definido: criticar a fondo el capitalismo, invocar la acción política como medio de «enriquecer nuestra praxis cotidiana y coadyuvar a transformar, radicalmente, la sociedad en que vivimos, es decir, construir una nueva» (Gilberto López y Rivas).
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